Alrededor de las 12:00 del día de hoy comenzó la defensa de mi tesis doctoral sobre Robert Hugh Benson. Comenzó mi discurso entre nervios y algún gazapo que se me escapó y del que fui completamente inconsciente.
Expliqué, en primer lugar, brevísimamente algunos momentos de la vida de Benson. Luego tracé a grandes rasgos en qué consistió la investigación. Básicamente he intentado establecer un marco teórico filosófico a esas ideas de Benson que se encuentran tan dispersas, para darles una unidad. Y finalmente recalqué algunos aspectos concretos que me han parecido especialmente interesante. Sin embargo, sentía que me había dejado en el tintero lo más importante: la vida que se esconde detrás de la letra, la encarnación de sus ideas en las novelas.
Hubo alguna crítica, como corresponde al trabajo de un tribunal de doctorado, pero sobre todo elogios. Fue emocionante ver cómo los miembros del tribunal valoraban mi trabajo y me emocionó, sobre todo porque veían que mi propósito de dar unidad en la dispersión se había cumplido.
Luego me preguntaron por el motivo del olvido de Benson en el mundo literario después de su muerte. También me insistieron en que podía seguir el estudio contextualizando al autor dentro del mundo de las utopías literarias. Me sacaron el tema de Frederick Rolfe (¡Qué se le va a hacer!). Y algunas cuestiones más técnicas y concretas de la investigación. En fin, al parecer mis respuestas les satisficieron a juzgar por la nota.
SOBRESALIENTE «CUM LAUDE»
¡Gracias a Dios!
¡Felicitaciones Sergio! No faltaba más sacar del sombrero del mago a el Barón Corvo, pero en fin lo importante es que ahora tienes tu grado y la tranquilidad de haber terminado bien este arduo trabajo.
Te mando un abrazo,
Beatrice