SOBRESALIENTE «CUM LAUDE»

Alrededor de las 12:00 del día de hoy comenzó la defensa de mi tesis doctoral sobre Robert Hugh Benson. Comenzó mi discurso entre nervios y algún gazapo que se me escapó y del que fui completamente inconsciente.

Expliqué, en primer lugar, brevísimamente algunos momentos de la vida de Benson. Luego tracé a grandes rasgos en qué consistió la investigación. Básicamente he intentado establecer un marco teórico filosófico a esas ideas de Benson que se encuentran tan dispersas, para darles una unidad.  Y finalmente recalqué algunos aspectos concretos que me han parecido especialmente interesante. Sin embargo,  sentía que me había dejado en el tintero lo más importante: la vida que se esconde detrás de la letra, la encarnación de sus ideas en las novelas.

Hubo alguna crítica, como corresponde al trabajo de un tribunal de doctorado, pero sobre todo elogios. Fue emocionante ver cómo los miembros del tribunal valoraban mi trabajo y me emocionó, sobre todo porque veían que mi propósito de dar unidad en la dispersión se había cumplido.

Luego me preguntaron por el motivo del olvido de Benson en el mundo literario después de su muerte. También me insistieron en que podía seguir el estudio contextualizando al autor dentro del mundo de las utopías literarias. Me sacaron el tema de Frederick Rolfe (¡Qué se le va a hacer!). Y algunas cuestiones más técnicas y concretas de la investigación. En fin, al parecer mis respuestas les satisficieron a juzgar por la nota.

SOBRESALIENTE «CUM LAUDE»

¡Gracias a Dios!

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POR FIN, LA DEFENSA DE LA TESIS

Después de tanto tiempo, por fin, el próximo 29 de enero de 2015, defenderé la tesis que ha ido tomando forma durante tantos años de estudio y de sufrimiento. Robert Hugh Benson me ha absorbido durante un período grande mi vida y casi he llegado a conocer su mente como quien conoce la de un amigo. Solo lamento no haberlo conocido en vida. Me hubiera gustado oírle hablar, verle moviéndose y trabajando en su casa de Hare Street. Hubiera preferido llevarle las conclusiones de mi tesis, poder entrevistarle y que asintiera, inclinando la cabeza, y me confirmara que mis hipótesis son ciertas.

Esta tesis no solo habla de literatura, de una literatura que adolece de ser «católica». El jueves explicaré que la obra de Benson es radical y absolutamente católica, el reflejo de un mundo marcado por la presencia de lo sobrenatural en el mundo material. El centro del mundo para Benson es Cristo. De él emana el sistema sacramental de la Iglesia. Los siete sacramentos necesitan de la materia para que la Gracia divina se derrame sobre los humanos que habitan la Tierra.

Este es el modelo de funcionamiento del universo: la naturaleza es sacramental, porque lo material es un velo que oculta el espíritu.

Por ello es tan extravagante. No puede dejar de lado cualquier tipo de manifestación espiritual que se muestre como evidente, porque demuestran que el espíritu está presente. No importa que hable de posesiones diabólicas, de espiritismo o de barcos fantasma. Estos son solo ejemplos de algo que ocurre cada día sin que nos enteremos. Lo veamos o no, según Benson, el mundo está cargado de fuerzas. Hay un terrible silencio que rodea el mundo de los sentidos.

Debo dar gracias a Hugh Benson. Esta tesis me ha permitido entrar en su forma de pensar el mundo y eso me ha hecho comprender el mundo un poco mejor. El jueves me convertiré en su abogado defensor.

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Centenario de Robert Hugh Benson: Reflexiones sobre su intensa vida y legado

Introducción

Hoy, 19 de octubre de 2014, se cumplen 100 años desde que Robert Hugh Benson nos dejó. Durante los 11 años que siguieron a su conversión al catolicismo, Benson se entregó por completo a su fe y vocación, dejando un legado de fervor y dedicación que aún resuena en el mundo literario y religioso.

El intenso ritmo de vida de Benson

Tras su conversión, Benson adoptó un ritmo de vida que muchos podrían considerar insostenible. Dedicado completamente a su nueva fe, su salud comenzó a deteriorarse debido a su incesante actividad. A pesar de reconocer un año antes de su muerte que necesitaba desacelerar, su naturaleza no le permitía trabajar de otra manera. Mantuvo su intensa agenda hasta sus últimos días, reflejo de su incansable e indomable espíritu.

Los últimos días de Hugh Benson

Hugh Benson falleció en la residencia del obispo de Salford, donde había ido a predicar una serie de sermones. A la edad de cuarenta y dos años y 11 meses, dejó este mundo, desgastado por su propia energía inagotable. Sus últimos momentos, narrados por su hermano Arthur, revelan un final tanto heroico como sereno.

El relato de su hermano Arthur

Arthur describe el último momento de Benson con detalles que evocan una profunda humanidad y valentía. «Vi a Hugh sentado en la cama; habían colocado una silla a su lado, cubierta de cojines, para que se apoyara. Estaba pálido y respiraba muy rápido, mientras una enfermera le secaba la frente. El Canónigo Sharrock estaba al pie de la cama, con su estola puesta, leyendo las últimas oraciones de un pequeño libro. Cuando entré, Hugh fijó sus ojos en mí con una extraña sonrisa, con algo triunfal en ella, y dijo con una voz clara y natural, ‘Arthur, ¡esto es el fin!’ Me arrodillé cerca de la cama. Él me miró, y de alguna manera supe que nos entendíamos bien, que no quería palabras ni demostraciones, sino que simplemente estaba contento de que estuviera con él. Las oraciones comenzaron de nuevo. Hugh se persignó débilmente una o dos veces, hizo una o dos respuestas. Luego dijo: ‘Pido perdón, un momento, mi amor para todos ellos.'»

Conclusión

La muerte de Benson no fue simplemente el final de una vida; fue el acto final de un hombre que vivió con un propósito y una pasión extraordinarios. Su capacidad para enfrentar con valentía y dignidad su último momento refleja la intensidad con la que vivió todos los aspectos de su vida. Su legado sigue inspirando a aquellos que buscan entender la complejidad de la fe y la profundidad del compromiso humano.

Texto original:

I saw Hugh sitting up in bed ; they had put a chair beside him, covered with cushions, for him to lean against. He was pale and breathing very fast, with the nurse sponging his brow. Canon Sharrock was standing at the foot of the bed, with his stole on, reading the last prayers from a little book. When I entered, Hugh fixed his eyes on me with a strange smile, with something triumphant in it, and said in a clear, natural voice, » Arthur, this is the end ! » I knelt down near the bed. He looked at me, and I knew somehow that we understood each other well, that he wanted no word or demonstration, but was just glad I was with him. The prayers began again. Hugh crossed himself faintly once or twice, made a response or two. Then he said : » I beg your pardon—one moment—my love to them all.»

The big room was brightly lit; something on the hearth boiled over, and the nurse went across the room. Hugh said to me: » You will make certain I am dead, won’t you ? » I said «Yes,» and then the prayers went on. Suddenly he said to the nurse : » Nurse, is it any good my resisting death—making any effort ? » The nurse said : » No, Monsignor ; just be as quiet as you can.» He closed his eyes at this, and his breath came quicker. Presently he opened his eyes again and looked at me, and said in a low voice : » Arthur, don’t look at me! Nurse, stand between my brother and me!» He moved his hand to indicate where she should stand. I knew well what was in his mind; we had talked not long before of the shock of certain sights, and how a dreadful experience could pierce through the reason and wound the inner spirit; and I knew that he wished to spare me the pain of seeing him die. Once or twice he drew up his hands as though trying to draw breath, and sighed a little; but there was no struggle or apparent pain. He spoke once more and said: «I commit my soul to God, to Mary, and to Joseph.» The nurse had her hand upon his pulse, and presently laid his hand down, saying : » It is all over.» He looked very pale and boyish then, with wide open eyes and parted lips. I kissed his hand, which was warm and firm, and went out with Canon Sharrock, who said to me : «It was wonderful! I have seen many people die, but no one ever so easily and quickly.»

It was wonderful indeed! It seemed to me then, in that moment, strange rather than sad. He had been himself to the very end, no diminution of vigour, no yielding, no humiliation, with all his old courtesy and thoughtfulness and collectedness, and at the same time, I felt, with a real adventurousness —that is the only word I can use. I recognised that we were only the spectators, and •that he was in command of the scene. He had made haste to die, and he had gone, as he was always used to do, straight from one finished task to another that waited for him. It was not like an end ; it was as though he had turned a corner, and was passing on, out of sight but still unquestionably there. It seemed to me like the death of a soldier or a knight, in its calmness of courage, its splendid facing of the last extremity, its magnificent determination to experience, open-eyed and vigilant, the dark crossing.

A.C. Benson, Memoirs of a Brother

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Orbe Católico. Reseña de «Alba triunfante»

El profesor Tepedino ha publicado en su blog una reseña de Alba triunfante. Creo sinceramente que vale mucho la pena leerla.

http://bibliothecahorarum.blogspot.com.es/2014_02_01_archive.html

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Recensión sobre «Señor del mundo»

Después de que el Papa Francisco citara «Señor del mundo», son muchos los que se han agenciado de una copia de esta novela y han recorrido sus páginas, algunos movidos por la curiosidad y otros interesados por el tema desarrollado por el Pontífice. Uno de ellos ha sido el profesor Nelson Tepedino de la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Además, ha escrito una recensión que recomiendo.

http://bibliothecahorarum.blogspot.com.es/2014/01/una-distopia-catolica.html

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El Ser del Milenio de Barcelona y «Señor del mundo»

Sinceramente no sé cuál sería el propósito de la puesta en escena de la Fura del Baus, ayer, 31 de diciembre, para despedir el 2013 y dar la bienvenida al 2014. Quizá simplemente pretendían innovar o, lo que está de moda en el panorama teatral, transgredir de alguna manera.

Un armazón de hierro con forma humana de 15 metros de altura descendió en medio del escenario admirable de la fuente mágica y el Palau de Montjuïc. Comenzaron a subir a este cuerpo metálico miembros de la colla de Castellers de Sants y fueron poblando su cavernoso interior, al estilo del caballo de Troya de Virgilio.

Brazos, tronco y extremidades se llenaron de personas que se amarraban bien al armazón. También ascendieron unos personajes vestidos con monos rojos que destacaban de la vestimenta clara de los castellers. Llegaron hasta la altura del pecho y, ante mi sorpresa y agrado, se colocaron en el lado izquierdo, se agruparon y comenzaron a moverse acompasadamente en un estudiado ritmo para simular los latidos del corazón. La cabeza se rellenó al final, con encapuchados de blanco, también miembros de Castellers de Sants. Quizá se tratara de un homenaje a la razón humana.

Le llamaban el Ser del Milenio. Al parecer no querían referirse a él como hombre ni mujer, se trataba de un ejemplar esquemático y asexuado de la especie humana. Un ser y, además, del milenio, como indicando, al inicio del que corre, una especie de promesa de futuro.

Pues se acercaban las doce, el momento del cambio de año. Los presentadores y el mismo ambiente anunciaban que el momento de las uvas era inminente. El ser del milenio empezó a alzar los brazos hasta que se quedaron en perpendicular al cuerpo. Y al poco se inició el frenesí de las campanadas (acompañadas por ráfagas de pirotecnia), el engullir de uvas.

La imagen que se ofrecía desde TV3 me estremeció. Desde la plaza de España, se veía la Avenida María Cristina en toda su longitud, abarrotada de gente, bordeada por las pequeñas fuentes de agua iluminada. Al fondo se adivinaba un hombre de estructura de hierro, un «super»-hombre de 15 metros, compuesto de multitud de seres humanos encaramados en sus miembros, con un corazón rojo, también formado por seres humanos, un cerebro hecho de encapuchados (¿vengüenza de la razón o razón tan universal que no debe tener cara?), con los brazos en cruz, casi flotando entre el humo de la pólvora de la pirotecnia delante de una multitud enfervorizada por el momento álgido de la celebración, el momento de olvidarse de lo que ocurrió y lanzarse a los brazos del nuevo año, cargado de buenos deseos y propósitos. «Venid a mí», casi parecía decir el Ser del Milenio. «Miradme, he sido alzado. Miradme, soy un resumen de vosotros mismos, del cuerpo que formamos toda la humanidad. Miradme, yo, la humanidad (con los brazos en cruz, como hace Dios mil años hizo aquel Galileo) soy el futuro. Miradme, soy el Ser del Milenio, la misma humanidad, la única sobre la que se pueden poner las esperanzas. Miradme porque más allá de mí no hay divinidad. Por eso adopto esta posición. Entendedlo».

Si alguien ha leído «Señor del mundo» quizá piense que no exagero.

La retransmisión completa de las campanadas, se puede ver aquí: http://goo.gl/Xrll0s

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El Papa Francisco se refiere a Lord of the World

El 18 de noviembre de este año, el Papa Francisco ha hecho referencia a la obra de Benson Lord of the World. He aquí el link.

http://www.aleteia.org/es/religion/noticias/papafrancisco-cuidado-con-el-progresismo-adolescente-que-es-infiel-al-senor-15634001

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Benson’s Utopian Paradigm of Science

Last July, 5 I read a paper in the 13th International Conference of the Utopian Studies Society about The Dawn of All and the way Benson portrays science in this novel.
This is the abstract:
This paper examines some aspects of the utopia depicted in the novel The Dawn of All, by Robert Hugh Benson, which is a bold tale of a future world almost fully converted to Catholicism. The whole of that society is structured on this religion, or what is more accurate by an ideology based on it. The paper focuses on one of the aspects of this utopian society: the relation between science and religion, and its implications. Robert Hugh Benson explains how Psychology discovers that there is a force at work behind physical phenomena, itself not physical. Science then stops developing as a materialistic discipline and acquires a whole new horizon of possibilities. As a consequence of this, theologians and scientists, monks and doctors work together to make science advance and attain the truth in the highest level. Medicine becomes more psychological, and thus, according to this view, more spiritual. Doctors in their offices inspect the patients’ mind with modern and adequate technological means and provide psychological treatments to cure physical illnesses. These treatments consist basically on mental suggestion. The paper tries finally to draw some ideas from this utopian view of science, and above all medicine, trying to get a glimpse of different a paradigm of science: an eventual scientific horizon which might take into account other aspects than matter in its daily work, thus becoming more human and true.

Click here to download.

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Edición en castellano de «The Necromancers»


Bajo el título Los espiritistas, la editorial Homo Legens ha publicado una edición de la escalofriante novela de Benson titulada The Necromancers. Fue publicada por primera vez en Londres en el mes de julio de 1909 por Hutchinson. Me consta que se tradujo al castellano en la década de los años 1910, por la editorial Gustavo Gili, de Barcelona, pero no he conseguido encontrar ninguna copia.

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Aniversario de «The Dawn of All»


Hugh comenzó su producción literaria en el año 1903, y se prolongó ininterrumpidamente en el tiempo hasta el momento de su muerte. Por eso, en este año 2011 se cumple el centenario de algunas de sus obras, como, por ejemplo, The Dawn of All, cuya ultima edición en castellano en la editorial Homo Legens tuve el honor de prologar.

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