Después de defender la tesis, ¿cómo resumiría en pocas palabras el pensamiento de Robert Hugh Benson?
Podríamos situarnos en dos puntos de vista diferentes: «desde abajo», desde los hechos más evidentes, hasta aquellas realidades menos accesibles a través de nuestros sentidos o “desde arriba”, desde una visión de fe.
El sentido ascendente es el que se plantea como índice de la tesis. Los fríos hechos se nos imponen a los sentidos, pero hay algunas situaciones en las que los sentidos no bastan para interpretar los hechos. Esto ocurre, por ejemplo, en Lourdes. En esta ciudad pirenaica francesa se producen de vez en cuando curaciones que no se pueden explicar. Existe allí mismo una oficina médica que se dedica a constatar dos cosas: 1) si las personas que se dicen curadas, realmente han sido sanadas y 2) si esta curación se ha producido de forma que la ciencia pueda explicar. Desde 1858 se han registrado unos 7000 casos de curaciones sin explicación, al menos hasta el momento actual de los conocimientos científicos.
Lourdes, con su oficina de constataciones, invita a interpretar hechos del mundo material a través de algún otro tipo de explicación fuera de la materialidad de lo científico. Benson plantea una disyuntiva: o se interpreta que la ciencia un día podrá explicarlo todo o hay un mundo espiritual que a veces actúa sobre el material, hasta el punto de provocar curaciones. El primer caso es considerado como una especie de actitud prometeica que, prácticamente otorga poderes divinos a la razón. Esta actitud quiere negar lo evidente, porque no corresponde con la demarcación de la observación científica. En cambio, estos casos inexplicados de Lourdes deberían conducir irremediablemente, según Benson, a una interpretación sobrenatural.
Abierta esa posibilidad, surge la necesidad de preguntarse si lo espiritual también interacciona con lo material en otras circunstancias o incluso continuamente, a pesar de que no lo percibamos.
Si nos acercamos a su obra “desde arriba” se ve claramente que el centro de su pensamiento es Cristo, Dios y hombre. Y del mismo hecho de la Encarnación de Cristo surge inevitablemente el sistema sacramental de la Iglesia. En este sistema cada signo material tiene un significado espiritual. En el caso del Bautismo, por ejemplo, verter agua sobre la cabeza de un niño pronunciando la fórmula adecuada y con las condiciones establecidas, significa el perdón del pecado original, la inclusión en la Iglesia, etc. Este modelo sacramental no es un hecho aislado, sino que el mundo debe ser interpretado según él. La naturaleza, por tanto, tiene un carácter sacramental, porque de alguna manera se muestra lo sobrenatural en él, aunque a un nivel diferente a los sacramentos.
Evidentemente esto no es más que una abstracción, lo que he podido extraer después de años leyendo al autor. Lo más increíble de Benson se encuentra en la letra y alma de sus libros.